Desde hace algún tiempo venimos observando con honda preocupación en nuestra comunidad, viejas prácticas y conductas en algunos dirigentes que creemos, deberían estar desterradas del escenario político en honor a la imperiosa necesidad actual de reivindicar la política como la mejor herramienta válida para abordar las tan diversas y profundas problemáticas de nuestra sociedad. Claro que para tan difícil objetivo, la política debe indefectiblemente ir acompañada de ciertos aspectos que parecen olvidados... Creemos que defender los valores que hacen a la democracia es una condición básica e ineludible para militar en política y ser legítimo merecedor del respeto de la gente. Éstos parecen haber sido dejado de lado por algunos integrantes del partido gobernante de nuestra Comuna.
Esta idea equivocada de concebir la política en la que cualquier método pareciera válido para mantener el Poder, es ejercida de la peor manera... apelando a la sensibilidad de la gente que es presa circunstancialmente de la necesidad. De la necesidad de conservar su puesto de trabajo; de la necesidad de ser asistida a través de planes sociales y/o cualquiera de las formas de contención social existentes; o de la necesidad de mantener estable su fuente de ingresos en su carácter de proveedor de bienes y servicios a la comuna.
Hoy, a lo expuesto, se agregó otra variante no menos condenable: Recientemente 2 trabajadores contratados del municipio fueron cesanteados. Particularmente en uno de los casos y de las argumentaciones esgrimidas, quedó suficientemente demostrado que no es un problema económico, ni disciplinario como así tampoco de aptitud o capacidad. ES UN PROBLEMA POLÍTICO, PLASMADO Y RECONOCIDO PERSONALMENTE POR LOS MISMOS FUNCIONARIOS que tomaron la decisión, lo cual por razones obvias, seguramente negarán públicamente pero que terminan castigando a un trabajador honesto y responsable que solo tuvo la “mala suerte” de compartir oficina con otros compañeros que militan activamente en nuestro partido.
Creemos que constituye un claro mensaje de advertencia de posibles represalias con el fin de infundir temor hacia quien piense distinto.
Quienes transitamos el camino de la política, sabemos que la búsqueda del bien común, requiere de consensos....podremos diferir en los métodos pero existen leyes esenciales, preceptos éticos en los cuales todos, sin distinciones, debemos estar de acuerdo si queremos y profesamos la importancia de la práctica real de la democracia como garante de todas las expresiones sociales y la normal y pacífica convivencia de las mismas.
Debemos entender desde la política que el sustento de la democracia consiste en que en todo acto de gobierno, debe ser el Estado quien se fortalezca y no sus gobernantes.
Cabe preguntarse entonces...
¿No es el Estado municipal quien posee indelegablemente, la responsabilidad y el rol de garantizar la defensa de todos los derechos humanos, así como la condena de cualquier acto que vulnere la integridad física, intelectual o espiritual de los ciudadanos?
¿No es su función y obligación, y no favor personal, articular todas las políticas destinadas a brindar contención social a los sectores más vulnerables y afectados por la dura realidad socio-económica preponderante que atraviesa el país desde hace años?
¿No es quien debe garantizar mecanismos de transparencia en su gestión respecto de la provisión de bienes y servicios para coartar cualquier sospecha de favoritismos y manejo discrecional en su adjudicación?
No creemos tener autoridad para juzgar ni para guiar la conducta de nadie, pero sí para denunciar toda situación que quebrante principios éticos básicos que afecten a nuestra comunidad, exigiendo y peticionando a las autoridades gobernantes, que corrija toda acción o inacción.
Es por eso, que sólo queremos advertir y condenar conductas que están fuera de toda discusión que pueda considerarse tendenciosa, ya que se refieren a
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